Toledo | Toledo
En un lugar de la marcha, de cuyo nombre no consigo acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo trompetero de los de labio partido y zurrón desocupado, que junto a su fiel compañero, un corpulento y bonachón saxofonista de profesión titiritero, emprendieron su camino cruzando la inmensa llanura instrumento en mano, rumbo al centro, donde se encontrarían con un astuto trombonista retirado que ejercía de trilero por las transitadas calles de Madrid.
Así, nota a nota y coplilla a coplilla, fueron derrotando a cada gigante que se ponía en su camino, rescatando al majara que llevaba dentro, uno tras otro hasta conseguir el más alocado séquito de instrumentistas imaginable: LA ASAMBLEA DE MAJARAS
Solo solicitudes serias, una charanga está compuesta por una media de 10-12 músicos que van a trabajar y muchas veces tienen que desplazarse al lugar de la actuación, aparte de cobrar por su trabajo también tienen que sufragar los gastos de desplazamiento.